Cierra la mayor clínica trans infantil de Estados Unidos

17/7/2025 Forumlibertas. Durante más de una década, esta clínica ofreció lo que se ha denominado “atención de afirmación de género”, un enfoque que incluye el uso de bloqueadores hormonales, terapias cruzadas e intervenciones quirúrgicas irreversibles.

El próximo 22 de julio de 2025 marcará un antes y un después en la historia de la atención médica infantil en Estados Unidos.

Ese día, el Centro de Salud y Desarrollo Transjuvenil del Hospital Infantil de Los Ángeles (CHLA), la clínica transgénero infantil más grande del país, cerrará sus puertas definitivamente.

El anuncio ha sido recibido con alivio y esperanza por numerosos sectores sociales, especialmente entre quienes defienden la dignidad de la infancia, la verdad antropológica sobre el ser humano y la ética médica basada en principios inmutables.

Durante más de una década, esta clínica ofreció lo que se ha denominado “atención de afirmación de género”, un enfoque que incluye el uso de bloqueadores hormonales, terapias cruzadas e intervenciones quirúrgicas irreversibles en menores que experimentaban confusión sobre su identidad de género.

La ideología de género frente a la verdad del ser humano
Este cierre representa una victoria en la lucha contra la ideología de género, que promueve la idea de que la identidad sexual es una construcción individual desvinculada del cuerpo biológico.

Este acontecimiento no ha sucedido de la nada. En enero, el expresidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva que eliminó el financiamiento federal a instituciones que promuevan o practiquen procedimientos de “afirmación de género” en menores, calificando estas prácticas como formas de «mutilación química y quirúrgica».

A esto se sumó en abril un memorado de la fiscal general Pam Bondi, quien denunció abiertamente la complicidad de la administración Biden en la promoción de una agenda radical que afecta directamente a los niños más vulnerables.

En dicho informe, Bondi expone cómo se ha ejercido presión sobre hospitales, seguros médicos y médicos para que ofrezcan este tipo de tratamientos, incluso en contra de la voluntad de muchos padres.

Además, la Comisión Federal de Comercio celebró recientemente un taller para examinar posibles prácticas fraudulentas y engañosas por parte de la industria médica transgénero, lo cual refuerza la creciente atención nacional e internacional sobre las consecuencias devastadoras de esta tendencia.

Casos alarmantes y denuncias legales
El Centro Transyouth del CHLA, como se conocía popularmente, ha sido objeto de múltiples controversias, muchas de ellas protagonizadas por su directora médica, la Dra. Johanna Olson-Kennedy.

En diciembre, una joven que se sometió a tratamientos y cirugías desde los 12 años presentó una demanda por negligencia médica. La joven, ahora detransicionista, alega que nunca recibió información clara sobre los efectos irreversibles de los tratamientos y que fue animada a tomar decisiones que marcaron negativamente su vida.

Además, una investigación del Congreso reveló que Olson-Kennedy ocultó resultados negativos de un estudio financiado por el Instituto Nacional de Salud. El motivo: temía que estos datos fueran utilizados en contra de la agenda trans. Es decir, se privilegió una ideología por encima de la salud y la verdad científica.

Protestas y tensiones ideológicas
Aunque algunos grupos activistas han organizado protestas contra el cierre del centro, e incluso el fiscal general de California, Rob Bonta, ha acusado al hospital de “discriminación”, los hechos siguen siendo contundentes: la medicina no puede ser ideología. La atención a personas que sufren debe estar orientada a sanar, acompañar, educar y orientar, no a modificar quirúrgicamente cuerpos sanos ni a manipular el desarrollo hormonal de menores.

Como recordó recientemente la fiscal Bondi: “Proteger a los niños debe ser nuestra máxima prioridad, ya sea frente a cárteles, terroristas o incluso frente a quienes dentro de la medicina han olvidado su juramento hipocrático”.

Este cierre es un símbolo de resistencia frente a una cultura que busca relativizar la verdad del ser humano. Es una oportunidad para que las comunidades, especialmente las católicas, redoblen su compromiso con la educación en la verdad, la caridad auténtica y el acompañamiento integral de niños, adolescentes y familias que enfrentan desafíos relacionados con la identidad sexual.